Auténtico privilegio
Orgullo ibérico



altivos y altaneros, ya que poseían el orgullo legítimo de pertenecer a uno de los lugares más hermosos de la tierra como es la dehesa
El mundo de la dehesa
En un tiempo muy, muy lejano, los seres mitológicos, los duendes y los animales convivían felices en un reino imaginario llamado Iberia. Sus habitantes poblaban unas vastas tierras ricas y fértiles, cubiertas de pastos, jaraleras y bosques de alcornoques y encinas. Un reino feliz donde el agua y la comida eran abundantes para todos sus pobladores. Todos ellos eran altivos y altaneros, ya que poseían el orgullo legítimo de pertenecer a uno de los lugares más hermosos de la tierra como es la dehesa, donde todos vivían en paz y armonía. Los encinares y alcornocales eran el reino del cerdo ibérico, los profundos bosques el del presumido ciervo, los manantiales y charcas el de las ranas y los sapos cantarines y los cielos limpios y puros eran el reino del águila real, la que, con sus elegantes vuelos, vigila los cotidianos quehaceres de todos en el mágico mundo de la dehesa.
